Capítulo publicado en: Los contratos como fuente de normas

El contenido genérico del contrato normativo

Olivier Soro Russell

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Gran parte de los contratos que se celebran en la actualidad no parecen buscar únicamente organizar un simple intercambio de bienes y servicios, extinguiéndose una vez acabada la operación. Más bien al contrario, las relaciones contractuales son cada vez más complejas y duraderas, de modo que un mismo contrato puede ser el resultado de una pluralidad de concretos pactos o acuerdos de voluntades de diferente contenido y naturaleza.

Cuando el contrato se recoge en forma escrita, esto es, en un documento redactado ya sea en papel o soporte informático y firmado por las partes, los pactos alcanzados suelen quedar plasmados en las diferentes cláusulas, que en consecuencia pasan a integrar el contenido contractual. De este modo, en su aspecto documental, el contrato aparecería como un conjunto de cláusulas o «particulares disposiciones negociales», referidas por ejemplo a aspectos genéricos como el precio, al objeto del contrato o a la duración.

En la actualidad, además, en muchas ocasiones se dota a algunas cláusulas —que comportan un contenido característico— de una suerte de identidad, al proporcionarles un nombre propio: así, en este sentido se habla de cláusula de reserva de dominio, de cláusula de exclusividad, de cláusula de no competencia, de cláusula de confidencialidad, de cláusula de nación más favorecida, etc.